viernes, 19 de octubre de 2012

Sin que sepas de mí... en la niebla de los días



Sé que no te alejará la niebla de los días.

Seré, sin molestarte, sin que sepas de mí,
gozne que hará girar la puerta de tu sueño.
Sé que no me olvidarás.
Sé que no te olvidaré en la niebla de los días.

Seré, sin que sepas de mí.
Seré lo que yo quiera ser.
El deseo en los besos que des.
Seré lo que tu quieras ser.
Seré. Sin que sepas de mí.
El guante que cubra tu mano,
La mano que arañe tu espalda,
Alfanje a tu cuerpo ceñido,
Seré en tus labios, su fina curva.

A tu hoguera de pavesas llego y soy bien recibido.
Bebe y llénate la copa que te ofrezco siendo otro.
No te guardo rencor porque hayas abandonado.
Sé que no te alejarás. Sé que no te alejarás,
Vives tras tu muralla.

Seré, sin que sepas de mí.
Seré lo que yo quiera ser.
El deseo en los besos que des.
Seré lo que tu quieras ser.
Seré, sin que sepas de mí.
Seré lo que yo quiera ser.
El guante que cubre tu mano,
La mano que araña tu espalda
Alfanje a tu cuerpo ceñido
Seré en tus labios, su fina curva.

Seré trino irisado de jade
Nazarí, palabra de poeta,
Alfanje bruñido en siglos,
Blanco de lirios. Aljibe y agua.
 



En esta niebla de los días en los que a veces caminamos con nuestras preocupaciones, nuestras ansias de encontrar días alegres y de compartir el camino con alguien a nuestro lado en el que susurrarle al oído que todo irá bien y que estás aquí por algo, para aprender algo, para darle un sentido a todo, en definitiva.

Nuestro ritmo de los días, hoy bañados por la crisis, tanto económica como personal muchas veces nos hace recordar que la esclavitud no ha dejado de existir ni existirá mientras el poder del dinero domine el mundo, mientras haya personas que con su avaricia desmesurada tengan el dinero que ayudaría a que el resto del mundo no pasara hambre y pudiera tener una vida digna, que nuestros padres ya mayores recibieran una paga y un cuidado excelente que es el que merecen tras trabajar toda su vida y dejarse la piel por sus hijos.

Alegría y no miedo, como dice Manolo García en una de sus canciones, es lo único que nos podrá salvar.

Ayudad al prójimo, al vecino de al lado, como base para que hagamos un mundo un poquito mejor, entre todos.

Malditos todos aquellos que roban a costa del sudor de los demás. Que se esfumen como la bruma de nuestras mañanas en las que, día a día, como hormigas, intentamos sobrevivir a un mundo cada vez más deshumanizado en el que somos sólo números, muchas veces.





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