lunes, 2 de marzo de 2015

Los 40

No sé porqué le llaman la crisis de los 40, la verdad. Quizás porque coincide que es esa edad en la que nos empezamos a enterar de qué va la vida. Quizás porque tomamos consciencia de la vida, empezamos a sentir más que a pensar. Finalmente queremos ser felices y durante nuestro día a día no podemos parar ni un instante, esclavos de nuestras obligaciones para mantener todo lo que hemos ido construyendo, bajo las leyes de los hombres, quisimos no ser lo últimos de la fila, competir con todos los que nos rodeaban, debíamos tener el mejor piso, el mejor coche, hacer los mejores viajes. Nos hemos endeudado a nivel personal, tanto que ahora hemos perdido el rastro de aquella senda sencilla de la vida, sin complicaciones, sin ataduras, aquella senda que nos recordaba cada día que la vida era un juego y que no había que tomársela tan en serio como muchas veces lo hacemos ahora. Ahora casi a mis 40 quisiera volver a pisar sendas como aquella, dónde estarán? No lo sé... si en los próximos años obtengo pistas que las mostrarán ya me daré por satisfecho.