viernes, 30 de noviembre de 2012

Mensaje pre-navideño 2012

Hola a tod@s.

Se acercan fechas navideñas, como ya sabéis la crisis hace mella en las vidas de personas cercanas o incluso en nuestras vidas.

Me refiero a la crisis económica aunque también noto que hay crisis personales a tope, vivimos en el primer mundo, tenemos de todo y aún así no somos felices.

Por eso os doy un consejo: cultivad vuestro espíritu, haced felices a los que tengáis a vuestro lado, quedad con esas personas para tomar un café o para comer o para cenar, mejor en casa, compartid vuestra comida y bebida con una buena charla.

No gastéis lo que no tengáis o peor aún, lo que no necesitéis, no lo compréis. No alimentéis la rueda del consumismo inútil que no nos llevará a ningún sitio y no os hará más felices.

Haced algún plan del tipo: oye, quedamos en marzo y nos vamos a comer una botifarra con patatas por ahí en vez de comprar algo que ni tan siquiera necesita el otro o sí, abrirá un paquetito y al momento lo dejará encima de la mesa y no le hará más caso que el del efímero momento.

Los niños y niñas pequeños están excluídos de estas reglas ;-) porque a ellos y ellas se les debe mantener la ilusión.

A los que ya somos mayores, os dese que tengáis unas buenas fiestas, navidades o lo que sea. No me compréis nada material, prefiero que me llaméis para preguntarme cómo me va la vida y si podéis, hacedme un huequito de tiempo en vuestras vidas.

Besos y abrazos,
Sergio Craviotto

lunes, 26 de noviembre de 2012

Mi buzón

Otro de los escritos de mi hermana que lanzo al ciberespacio.

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Mi Buzón

Encuentro en mi buzón papeleo diverso. Casi todo relacionado con nuestro círculo de consumismo eterno y en estas fechas, además, la ingente cantidad de papel gastado en propaganda electoral.
Entre todo ello, una revista poco habitual: Misiones, que recibimos por ser socios y padrinos de una Ong que crearon unas hermanas dedicadas en cuerpo y alma a las misiones en países pobres o muy pobres, en África y en América.

Me paro un momento en la vorágine de nuestras vidas. Leo dos artículos y me inunda una tristeza, una rabia, un profuso sentimiento de culpa, una impotencia infinita, una pena grande como un océano, unas lágrimas pequeñas y escasas, una lluvia de preguntas sin respuesta, una gran y solitaria pregunta: ¿en qué mundo vivimos….?

Niños del tercer mundo, no tienen nada de nada.

Cierro la revista y miro a mi alrededor. Tenemos de todo y más. Y más papeleo en mi buzón por si quiero comprar 2.000 artículos más.

Pienso en qué podría hacer yo…….. y me dejo la pregunta colgando en mi percha de preguntas y respuestas que voy guardando en mi interior…. Esta pregunta, no obstante, pesa mucho y la percha se está desequilibrando…. Cuidado, pienso, si cae, se desbaratarán todas las piezas que he ido dejando….

Hasta en eso somos privilegiados. Tenemos, incluso, hasta tiempo para ir pensando….

Sara
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