Alimento del alma, el café de mis mañanas.
Ese momento en el que me explicas cómo estás, ese momento en el que todo se para a nuestro alrededor.
Ese momento en el que confiesas que soy importante para tí, lo mismo hago yo y te lo digo.
Ese momento en el que me acompañas cuando te necesito.
Ese momento en el que escribo estas líneas para tí, que me lees.
Ese momento en el que me abres tu puerta, ese momento en el que me reencuentro contigo.
Ese momento en el que me explicas cómo te ha ido el día.
Ese momento en el que nos despedimos hasta un nuevo encuentro.
Ese momento en el que te envío un mensaje y tú me contestas.
Ese momento en el que tú sabes que estoy pensando en tí, aunque tú no lo sepas.
Ese momento en el que revivimos épocas pasadas y miramos juntos hacia el futuro, pero decimos que no, que ahora lo que toca es vivir el ahora.
Ese momento en el que preparamos juntos la cena y cenamos juntos. Recogemos la mesa, explicamos cómo ha ido el día, cansados de la jornada.
Ese momento en que me reencuentro conmigo mismo, solo, ese momento preciso en el que la vida te recuerda qué caminos debes elegir.
Ese momento en el que hablamos de nuestros fracasos y de nuestras ilusiones.
Ese momento en que caes y te vuelves a levantar.
Ese momento en el que nos amamos.
Ese momento en el que escucho mis discos en el coche, me paro en un semáforo y veo el día a día detrás de un cristal.
Ese momento de risas con mis compañeros del trabajo.
Ese momento en el que llamo a un amigo y me explica qué hay de su vida.
Este momento en el que acabo de escribir estas líneas, te recuerdo.
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