Veo vidas sin horizontes vitales, con índices de felicidad bajísimos, aún cuando vivimos en un primer mundo en el que tenemos una gran capacidad de elección.
Tenemos de todo, por suerte, podemos comer cada día, tomarnos un café, vestir, comprarnos algún capricho de vez en cuando, tenemos una casa, un coche, un smartphone, salud (no olvidemos que es lo más importante), un trabajo (en segundo lugar después de la salud, hoy día, es un lujo que muchos no tienen tampoco) e incluso planeamos una o varias cenas semanales con los amigos y alguna que otra escapada de fin de semana.
Pues bien, a pesar de eso me encuentro con vidas vacías, sumidas en pensamientos negativos recurrentes. Algunas vidas con problemas reales pero algunas otras con problemas que a mi entender no son problemas sino que muchas personas sólo dedican su tiempo a mirarse su ombligo. Egoístas puros, reparten a diestro y siniestro sus problemas, chupándote toda tu energía vital. Llegan, se descargan dejándote cargar con su mochila repleta de preocupaciones vanales. Y luego se van.
Estas personas no te aportan nada absolutamente en tu vida, yo te aconsejo que si detectas este tipo de personajes huyas, los esquives y sobre todo, no les des tu móvil porque te utilizarán como pararrayos en su próxima bajada anímica (o desequilibrio emocional).
Rodéate de buena gente con la que se pueda tener una buena conversación de temas variados, gente que sepa compartir sus preocupaciones y ocupaciones contigo pero que sea recíproco.
Es difícil pero con el tiempo me he vuelto bastante selectivo con mis amistades. Con veinte años todos eran colegas, camino de los 40 las cosas cambian y uno no está en sintonía ya con muchas personas. Evidentemente yo respeto a todas las personas pero no comparto algunos estilos de vida.
En otros países seguramente las personas se preocuparán cada día por cosas muy diferentes, seguramente incluso en nuestra gran ciudad habrá personas cuya preocupación sea la de poder comer cada día.
No olvidemos la gran suerte que tenemos, somos unos privilegiados. Seamos humildes y conscientes de nuestra situación, por muy mala que sea valoremos los problemas en su justa medida, siempre habrá personas que tengan problemas de verdad y en muchos casos irresolubles.
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