Muchas veces no somos libres aunque pensamos que realmente lo somos. No lo vemos, estamos metidos dentro de un círculo que nos impide ser libres.
A veces somos dependientes económicamente de alguien por puro interés o también es posible que seamos emocionalmente dependientes hacia alguien o incluso ambas cosas.
La verdadera libertad personal y el crecimiento de una persona empieza a ser posible cuando rompemos estos lazos de dependencia económica y/o emocional.
Conozco a personas que están sumidas en esta dependencia emocional y/o económica pero no lo ven y es difícil salir de ahí cuando se está dentro. A cambio, por supuesto, reciben ciertos beneficios que les impiden romper con esas dependencias por su propia comodidad, interés o egoísmo. A mi entender, en ocasiones, por contra, el precio a devolver es muy alto porque jamás conseguirán el desarrollo personal que se merecen, porque jamás serán realmente libres, porque jamás podrán construir un proyecto con otra persona realmente en común con todo lo que eso implica que no es más que el compartir riesgos al 50%.
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