jueves, 10 de noviembre de 2011

El hoy que debiera construir el mañana

Nuestro día a día debiera determinar nuestro futuro. Yo voy y me río. La vida es impredecible, todo aquello que soñábamos ser de pequeño en muchos muchos casos ha quedado atrás.

Incluso hoy día las personas no hacen planes para nada, almenos yo no me planifico más allá de 3 o 4 días vista. Porque una de las lecciones que te da la vida es que a veces no puedes (o no debes) planeártela (ni que te la planeen).

El resultado a veces puede sonar a que vas sin rumbo, pero es que hay épocas en que es mejor no coger planos ni GPS y dejarse llevar. Porque, algunos pensamos que lo que será para tí, lo que la vida te deparará, estará ahí y se cruzará en tu camino.

Los sueños y anhelos de la mayoría de los mortales se entremezclan en un día a día que no nos deja mucho tiempo para pensar, para decidir, no tenemos ni margen de maniobra, ni somos lo suficientemente valientes para dar un salto al vacío porque tampoco tenemos mucho margen de error.

Sólo los valientes toman las riendas de su vida, definen unos objetivos y luego ponen en marcha el plan de acción. Éstos, los que arriesgan, son los que están acostumbrados a caer y levantarse como lo hacen los niños pequeños, como si nada.

Luego hay una gran masa borreguil que sigue el rebaño, día tras día, año tras año. A veces lo difícil es salir del rebaño o estar en él, según se mire.

El hoy que debiera construir el mañana no es garantía, en un mundo cambiante, de nada.

Tus acciones presentes no tienen porqué apuntar hacia un futuro, ese futuro, que tú esperas. Porque como si de un golpe de viento inesperado que gira la veleta puede cambiar el rumbo de tu vida y llegar a la conclusión de que todo aquello que tenías como "seguro" ahora ya no lo es.

Prefiero quedarme, de momento, con el ahora, como una barca en un pueblecito de la costa, varada, porque el mañana ya se verá.

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