Somos islas, porque cada uno de nosotros parece que ande solo por el mundo. Creo que los faisbuks, redes sociales, etc. etc. tienen algo que ver.
Yo soy clásico aún y prefiero un têt à têt con algún viejo amigo que me conozca bien, que sepa de qué pie cojeo y que no me tome por loco cuando expreso lo que pienso o lo que siento.
Aún me estoy librando de la locura en la que se han metido tantos y tantos... creyendo que serían mejor que su vecino.
Vivimos en un mundo de soledades en el que nos bebemos los días como azúcar-caramelo.
Quizás me hubiera gustado mantener muchas viejas amistades porque ahora que el círculo se cierra me queda mi isla y mi palmera... a veces anhelando avistar un barco a lo lejos...
Tampoco es que se esté mal en mi isla, tengo lo justito y necesario para ir tirando y no me quejaré tal y como está el patio.
Pero parece que todos y cada uno de nosotros, al hacernos mayores, nos creamos nuestra propia isla y de ahí nos alimentamos y destinamos nuestro tiempo porque las prisas del día a día hacen que nos instauremos en esa rutina que nos impide compartir más vivencias con los demás.
Que en el fondo el día tiene 8 horas...
Quisiera mantener mi cordura entre tanto estrés, impuesto por un día a día que nos impide ser nosotros mismos muchas veces y nos impulsa a crearnos estas islas que en el fondo no son más que lugares donde estamos salvados del resto y nos ayudan a que el agua no nos inunde...
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